No, yo no quiero soñar,
quiero que sea una realidad,
una Almería inigualable,
fuente de sabiduría,
de cultura, de alegría.
Respirar un aire limpio,
hacer de sus playas un paraíso.
Que al volver de cada esquina,
te encuentres con algo nuevo
que diga a los cuatro vientos:
¡Almería, cuánto te quiero!
Que sus parques sean oro,
para pasear por ellos,
que sus calles sean plata
para admirar su belleza
desde sus ojos de gata.
Y no, no quiero soñar,
quiero que sea realidad